Por primera vez desde su descubrimiento en 1985, el agujero en la capa de ozono parece estar disminuyendo su tamaño, afirmaron investigadores de la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés).
Con la ayuda del satélite Aura, los científicos realizaron un estudio que demuestra una notable disminución en los niveles de cloro en la atmósfera; en concreto, se registró 20 por ciento menos de agotamiento en relación al invierno antártico de 2005, año en que comenzaron las mediciones.
Publicado a finales del año pasado por la revista Geophysical Research Letters, este estudio es el primero en utilizar medidas de composición química para demostrar que la causa detrás de la recuperación de ozono atmosférico ha sido la restricción de los clorofluorocarbonos (CFC), prohibidos en muchos países del mundo desde 1996, aseguró Susan Strahan, científica atmosférica del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA.
Para conocer las alteraciones en la concentración de ozono y otras sustancias químicas en la atmósfera a través de los años, los investigadores utilizaron los datos arrojados por el Microwave Limb Sounder (MLS) de la NASA, un instrumento satelital a bordo del Aura. Este dispositivo mide las emisiones de microondas y, como resultado, los gases en la Antártida durante el invierno austral, época en la que las temperaturas son más bajas y estables.
En 2017, la NASA informó que el tamaño del agujero en la capa de ozono en septiembre de ese año había sido el más pequeño desde 1988, con una extensión máxima de 19.6 millones de kilómetros cuadrados.
Fuente: Cooling post