Por Camilo Botero.
El Congreso incluirá elementos clave, como capacitación, commissioning y certificación técnica.
Algunas veces se enfrenta uno como columnista a la página en blanco, y en esta ocasión ese es mi caso. Por tanto, decidí, para no caer en la repetición y la monotonía, tratar de describir lo que podría ser un sistema de climatización (término genérico para aire acondicionado de confort y aplicaciones variadas de control de temperatura, humedad relativa, limpieza del aire, nivel de ruido, entre otros rasgos), y como decimos en Colombia me salió esta botadera de corriente.
En los 45 años que llevo en esta profesión, he podido visitar todo tipo de instalaciones de climatización en muchos países de América, Europa y Asia, donde he conocido desde el estado del arte de nuestra profesión, hasta lo más picapiedra de la misma, tanto en instalaciones como en la fabricación de equipos HVAC, componentes y todo tipo de accesorios.
Mi oficio de consultor, bien sea en diseño, interventorías, auditorías energéticas y commissioning, me ha dado acceso a los detalles de innumerables proyectos y tecnologías. Tambien a detectar los aspectos en los cuales se puede optimizar dichos proyectos.
Desde hace mucho tiempo ha habido una confrontación muy marcada entre el diseño arquitectónico, la obra civil y la coordinación con otros actores en el diseño y construcciones de las edificaciones, sea cual fuere su aplicación y los proyectos de climatización.
Dicho conflicto debe terminarse por completo, y lo que debe prevalecer es un ambiente dinámico para hacer un proyecto global, del cual estén orgullosos todos los participantes, como se describió en el proceso de commissioning, motivo de artículos anteriores.
En primer lugar, para que el proyecto de climatización sea “ideal” debe estar en perfecta armonía con la arquitectura y la obra civil del mismo, así como con el resto de las demás disciplinas.
Es absolutamente necesario que los requisitos del dueño del proyecto, en cuanto a climatización, queden perfectamente definidos los datos de temperatura en el interior con su tolerancia precisa, asimismo para la humedad relativa, el cual es un concepto poco entendido, pues a pesar de que tiene el término humedad se define como una relación de presiones parciales de vapor -entre la del medioambiente y la de saturación- a la misma temperatura.
El desconocimiento de este concepto, sobre todo en aplicaciones industriales con control de humedad relativa, es motivo de grandes discrepancias y errores en el diseño, la instalación y la operación de los sistemas.
También tiene que quedar plenamente definido el nivel de filtración, desde el mínimo aceptable para aplicaciones de confort, hasta filtraciones HEPA (High Efficiency Particulate Air) y ULPA (Ultra-Low Penetration Air) para cuartos limpios, siendo los más exigentes en este sentido aquellos donde se fabrica microelectrónica.
Otros aspectos muy importantes son el nivel de ruido (típicamente inferiores a 35 db). Por ejemplo, en un auditorio, sala de grabación o salas de cuidados intensivos, los niveles sonoros serían inferiores a los 25 db.
La distribución de aire debe ser tal que no se produzcan ráfagas ni estancamientos. Las velocidades no deben superar 0.3 m/s ni ser inferiores a 0.1 m/s, pues se puede cambiar la temperatura aparente, que es el resultado de la combinación de temperatura de bulbo seco, bulbo húmedo y velocidad.
En sitios donde haya necesidad de evitar contaminaciones cruzadas de otros recintos, se requiere definir una presurización de los cuartos, por ejemplo, en salas de llenado de inyectables (60 Pa) y mantenerlos constantes aún cuando se abran puertas o cambien los flujos de suministro y extracción.
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Camilo Botero
Expresidente de ACAIRE en dos periodos, miembro de ASHRAE y de la ACIEM, además es secretario de la FAIAR. Fue nominado en Who is Who in Science & Engineering (2007, USA) y en IBC Foremost Engineers of the World (2008, Cambridge Inglaterra). Es presidente de Camilo Botero Ingenieros Consultores Ltda. y se ha desempeñado como docente en universidades colombianas.